VULNERABILIDAD DEL COLECTIVO TRANSEXUAL EN HONDURAS
Tegucigalpa, Honduras, junio de 2011.
“Son muchas las noches en las que sueño despertar mujer”, me cuenta Shantal, miembro de la comunidad transexual de Honduras. Nació atrapada en un cuerpo de hombre que nunca reconoció como suyo. De adolescente decidió transformarse externamente en la mujer que siempre sintió que era. Un largo proceso donde los problemas fueron constantes.
En un inicio tuvo que afrontar la falta de aceptación de la familia y el entorno social. Más tarde llegaron las intensas crisis de identidad y las pocas ganas de continuar viviendo sin ser aceptada. Solo era el principio.
Shantal cuenta con frialdad como vivió agresiones de toda índole: detenciones ilegales, maltrato por parte de los cuerpos estatales, violaciones, asaltos, violencia de género, acciones transfóbicas y hasta presenció la muerte de alguna de sus compañeras que ejercían la prostitución.
La mayoría de las chicas transexuales se ven obligadas a ganarse la vida en la calle debido a la falta de alternativas económicas y laborales (causadas por la transfóbia de la sociedad mayoritaria) y el alto precio de los tratamientos hormonales y de embellecimiento que utilizan para feminizar sus cuerpos.
Pocas consiguen salir de la prostitución donde, expuestas y vulnerables, las agresiones son constantes, semanales, tal vez diarias. En los dos años anteriores a la realización del proyecto, la comunidad LGTB (Lesbiana, Gay, Transexual, Bisexual) sufrió la muerte violenta de 34 compañeros y compañeras en Honduras, gran parte de los cuales eran transexuales.
La comunidad transexual ha sido estigmatizada y agredida en todas partes pero en Honduras conviven algunos factores que incrementan su vulnerabilidad. Sobre todo, Honduras es uno de los países más pobres de América Latina; además, los últimos años la violencia ha aumentado hasta llevar sus dos grandes ciudades, Tegucigalpa y San Pedro Sula, al ranking de las ciudades más peligrosas del mundo. Una de las causas es que el país mantiene intactas las estructuras golpistas establecidas por el golpe de Estado de junio de 2009. Este hecho ha incrementado la impunidad judicial hacia los agresores de este colectivo que muchas veces son las mismas fuerzas del Estado.
Este proyecto fotográfico quiso poner hincapié en la vulnerabilidad de este colectivo en su vida en la calle. Durante la realización del reportaje Violet Fabiola, chica transexual, fue atropellada varias veces por un cliente descontento. Este hecho le causó numerosas contusiones y heridas por todo el cuerpo. En el reportaje también aparece su compañera de hogar, Xiomara, que meses antes fue apuñalada por unos clientes y tiroteada en otra ocasión.
Dos ejemplos, entre muchos otros, de la exposición al peligro de estas chicas que seguirán autoafirmándose y luchando por el respeto y el reconocimiento que merecen por parte del resto de la sociedad.