Una noche de combates cerca de Barcelona
No quiero morir sin tener cicatrices.
Fight Club.
Siempre me he preguntado que lleva a la gente a subir a un ring y luchar contra otra persona. Con esta pregunta en mente es como decidí afrontar fotográficamente esta serie de combates realizados cerca de Barcelona.
Por un lado buscaba la plasticidad y la belleza en algo contradictorio, oscuro, pero al mismo tiempo humano. Asumir el reto de ponerse contra las cuerdas. Por otro lado, al realizar este proyecto decidí descentrar el punto de vista del combate para incidir en parar el tiempo en aquellos momentos previos y posteriores al instante de lucha: la preparación del combate, la victoria o la derrota. Intentaba entrar en la psicología de los luchadores hasta entender que, en realidad, cada uno es su propio adversario.
La pregunta todavía está abierta pero he descubierto que existe una capa latente de respeto en cada uno de los golpes que los luchadores realizan contra el contrincante que a menudo es un compañero más en la lucha.